La ansiedad por separación en perros es aquella patología que hace que los perros sufran crisis de ansiedad en momentos de “separación” de su guía, familia o acompañante humano. Es sin duda uno de los grandes problemas de comportamiento de los perros en la actualidad, tanto en número de casos como en importancia de los mismos, y principal razón de numerosos abandonos, sacrificios y devoluciones de animales a protectoras.
Como toda patología, tiene asociada una serie de características y síntomas que suelen darse cuando aparece este problema. Conocerlos es importante ya que es lo que nos va a permitir realizar un correcto diagnóstico y no confundirlo con otras posibles patologías o problemas que pueda estar experimentando el perro (es relativamente frecuente hacerlo al hablar de este problema), algo fundamental para el correcto tratamiento y recuperación.
Así podremos ayudar mejor al animal, solucionar su problema y quizá reducir el número de abandonos y sacrificios.
Lo más importante que debemos tener en cuenta es que los síntomas de la ansiedad por separación aparecen solamente cuando el perro está solo en casa, sin contacto directo con la persona o cuando se ausenta un miembro concreto de la familia (que es el que produce la ansiedad en el perro). Es decir, solo aparece cuando el perro está en esa situación, llamemos “de aislamiento”, y no en otros momentos durante el día.
Otra característica es que la ansiedad por separación se da en salidas de corta duración. Dicho de otra forma, si los síntomas aparecen solo en salidas largas o de más de 2 o 3 horas, pero en momentos más cortos en los que el perro se queda solo no ocurre nada, posiblemente no se trate de ansiedad por separación. En este caso tendremos que buscar otros indicios que nos ayuden a realizar un buen diagnóstico y descartar que no estén ocurriendo otras cosas (como aburrimiento, falta de estimulación, etc.).
Quizá la característica más destacable que nos ayude a identificar la ansiedad por separación y consecuencia de los anterior es que aparece siempre que el perro se queda solo (o aislado o sin ese familiar concreto) y con “siempre” nos referimos a un 95% de las veces. Si hay situaciones en las que el perro se queda solo y no aparecen síntomas, posiblemente tampoco estemos hablando de ansiedad por separación.
Vamos a hablar de los síntomas que aparecen en la ansiedad por separación en perros separándolos en dos grupos: por un lado los síntomas más frecuentes que aparecen y por otro otra serie de síntomas menos frecuentes pero que también pueden ser indicativos de estrés por separación en perros.
Ya sean ladridos, lloros, aullidos… Es un indicio claro de que el perro busca o necesita restablecer el contacto con la persona, es decir, cesar su situación de “aislamiento”.
Las características de la vocalización por ansiedad por separación son las siguientes:
Estas características podrían ayudarnos a diferenciar si el ladrido se debe por tanto a ansiedad por separación o a algún otro tipo de problema, ya que podrías ser realmente muchas otras cosas.
Es indicio de hiperapego. Normalmente suele darse de dos formas.
Una de ellas es que el perro realice destrozos en la zona de salida (puerta, molduras, paredes cercanas, rodapiés, etc…) o en lugares en los que el animal pueda ver marcharse a la persona (ventanas, sus zonas cercanas o las puertas de acceso a ellas).
También suele pasar que el animal centre sus conductas destructivas en objetos del propietario o que haya manipulado, como rupa, calzado, gafas, un libro, etc…
Las características de la conducta destructiva cuando hablamos de ansiedad por separación son:
Hablamos tanto de micciones como defecaciones aleatorias, dentro de casa y mientras el animal está solo. Este problema es muy poco específico, es decir, podría darse por multitud de razones (por ejemplo por una infección de orina), por lo que es importante tratar de diferenciar realmente cuál puede ser el origen del problema.
Las siguientes características se corresponden con las eliminaciones inadecuadas en casos de ansiedad por separación:
Estos son otros síntomas típicos que pueden aparecer aunque se suelen dar en menor frecuencia que los que ya hemos comentado. Aun así, es importante conocerlo porque que un perro no ladre, rompa cosas ni realice sus necesidades en casa no significa que no pueda sufrir ansiedad por separación.
Estos síntomas son:
Existen además otros indicios que, si bien no son síntomas, suelen aparecer en problemas de ansiedad por separación y pueden ayudarnos a identificar el problema. Los hemos clasificado en tres momentos diferentes: antes, durante y después del “aislamiento”.
Antes de producirse la salida de la persona, los perros buscan contacto de forma más intencionada, deambulan, tiemblan e incluso pueden mostrar algún tipo de conducta agresiva ante el abandono de la instancia por parte de la persona. También pueden darse casos en los que el perro intenta escapar cuando la persona abre la puerta para salir.
Al regreso a casa suele producirse una recepción muy efusiva (en exceso) por parte del perro, sin que la duración de la salida influya demasiado en ello (lo hace tanto en salidas de varios minutos como de horas).
En la casa, el perro es un “perro velcro”, es decir muestra hiperapego constante y organiza todas sus actividades alrededor de la persona: sigue al dueño constantemente incluso al entrar en el baño por periodos cortos, duerme muy cerca o directamente en contacto directo con él, solicita caricias de forma intensa y/o con mucha frecuencia, etc.
Aquí os hemos dejado información muy útil para poder identificar estrés o ansiedad por separación en el perro y diferenciarla de otros problemas. En todo caso, si crees que tu perro tiene este problema pero no eres capaz de asegurarlo al 100%, no dudes en acudir a un buen educador o veterinario etólogo para que confirme el diagnóstico.
Como has visto, los síntomas de esta patología son realmente muy comunes: el perro puede ladrar en casa o hacer sus necesidades por mil razones diferentes, desde un mal aprendizaje hasta problemas físicos o neurológicos. No hace falta decir lo importante que es realizar un buen diagnóstico para acertar en el tratamiento… y es que, si esta patología tiene una “parte buena”, es que tratada adecuadamente suele reducirse en gran medida haciendo que el animal y la familia disfruten de una vida saludable.
José Luis Vázquez
Educador Canino en Ágora Canina
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