Cuando adoptamos un cachorro y lo llevamos a casa, es común que intentemos educarlo desde el primer día para evitar comportamientos indeseados, como hacer pis dentro de casa, romper muebles o robar comida. Si el cachorro no cumple con estas expectativas, podemos enfadarnos y castigarlo.
Este enfoque es comprensible si nadie nos ha explicado cómo debería ser el proceso de educación canina. Sin embargo, podemos cambiarlo una vez que somos conscientes de las mejores prácticas para educar a nuestro cachorro. Así, podremos ayudarlo a crecer sano, equilibrado y con unas buenas bases educativas.
Vamos a ponernos en su lugar para entender lo que ocurre:
A un bebé humano le ponemos pañales (si no haría sus necesidades en cualquier lugar), se le vigila constantemente, nunca se le deja solo, cuando no le podemos vigilar lo dejamos en un parque o en su cuna, con un escuchador o una cámara para saber en todo momento lo que está sucediendo.
¿Qué pasaría si dejáramos a un niño de menos de dos años solo en casa sin pañales, y sin vigilarlo?
Lo mismo que pasa con un cachorro, que se hará pipí en cualquier lugar, romperá cosas y se comerá o se tragará lo que encuentre poniendo su salud en peligro.
Lo que hacemos con un niño, es lo que tendríamos que hacer con un cachorro, si al bebé humano entendemos que se haga pis constantemente en sus pañales y no le castigamos por ello, lo mismo debe ocurrir con el cachorro.
Un cachorrito o un bebé no están preparados ni psicológica ni emocionalmente para recibir castigos de sus progenitores, de los cuales, deberían solamente recibir amor y protección.
A nivel de conductas ocurre además lo siguiente:
Cuando empezamos a educar al cachorro lo castigamos por todo lo que hace «mal», pero el problema es que el perro acaba entendiendo que hacer determinadas cosas con humanos cerca es «peligroso».
Por ejemplo, el cachorro hace pipí en el comedor ante nosotros, nos enfadamos y le castigamos. Cuando nos vamos de casa, el cachorro hace pipí en el comedor y… no pasa nada.
El cachorro aprende a esconderse de nosotros para hacer pis y cuando lo descubrimos, aunque nos enfademos y lo castiguemos, no lo asociará a el pis que ha hecho antes, de manera que hacer pipí sin humanos delante sigue siendo «Seguro».
Cuando el cachorro tiene sus vacunas y lo empezamos a sacar a la calle, misteriosamente no hace pipí. ¿Por qué? Muy fácil, porque es «Peligroso» ya que estamos delante. Esperará a llegar a casa y que estemos distraídos para hacerlo, porque sólo en este momento es «Seguro».
Lo mismo pasa con el resto de conductas desagradables, los perros aprenden a hacerlas cuando no estamos, que es el momento en que el entorno es «Seguro».
Para poder educar a un cachorro adecuadamente, es totalmente necesario que sea «Seguro» para él realizar estas conductas delante nuestro, sólo de esta manera lo podremos educar, canalizándolas con paciencia y cariño y creando buenos hábitos que sean para toda la vida.
Castigar un cachorro por hacer cosas que no nos gustan además, le va a desequilibrar emocionalmente, hará que poco a poco no se sienta a gusto a nuestro lado, o se intente defender de nosotros.
Hará que no obedezca, que no venga cuando lo llamemos, incluso que empiece a generar problemas de agresividad o problemas de miedos.
En los próximos capítulos de esta serie entraremos en detalle en como prevenir problemas de conducta y como educar al cachorro teniendo en cuenta todas sus necesidades.